lunes, 16 de febrero de 2009

La orilla

Una mujer vive sentada en una orilla.
La gente pasa, con prisas, con calma, observando el camino conforme se abre a su alrededor, o demasiado absorbidos en sus pesares o deseos.
Ella los ve caminar, en sus pasos distraídos ajenos a su mirada, y no les dice nada.
A veces, sólo de vez en cuando, alguien le dirige sus ojos, la ve, y ella le habla. Y, a veces, esa persona se sienta a su lado a contemplar con ella el romper de las olas.
Muchos, la mayoría, se van enseguida. Piensan que su orilla es aburrida; que es demasiado silenciosa; que es demasiado fría. Y se marchan. Y ella los ve partir para continuar con sus caminos.
Otros, los menos, se quedan. Unos días, unos meses, unos años. De alguna manera que siempre le sorprende, les encanta estar allí sentados con ella, a su lado. Y se hacen compañía. Conversan, observan las mareas, y se dejan abrazar por las nubes perpetuas que cubren su orilla. Pero conforme va pasando el tiempo se vuelven demasiado ruidosos, llenan el aire de palabras, incapaces de compartir el silencio, impidiéndole escuchar el mar. Y les pide que se vayan. Y vuelve a quedarse sola, observando a la gente pasar.
Alguien, a veces, le dice: -¡Oye tú...! Sí, sí, tú... la muchacha triste con alma de arena. ¿Por qué no te levantas? ¿Por qué no vas a visitar otras orillas, otras gentes?
Y ella, encogiéndose de hombros, volviendo la vista al azul y entre media sonrisa, responde: -Siempre he vivido en esta orilla. No sé vivir en otro lugar.

1 comentario:

  1. La de cantidad de cosas tuyas que estoy releyendo otra vez. Es grato regresar, como una ola a tu orilla, y recordar que tus mareas continúan ahí: imperturbables y serenas, como imperturbable y sereno resuena el mar en la caracola...

    En cuanto al contenido del poema... La vida siempre nos pone dilemas; las elecciones que hacemos siempre conllevan pérdidas y ganancias, puesto que no coincide la noche y el día en un punto. Son cruces de caminos y, cuando un día nos preguntemos quien nos trajo a este lugar, tendremos que saber que nosotros mismos, poco a poco, lo elegimos.

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