sábado, 3 de octubre de 2009

Quédate conmigo

En televisión hay un niño sin zapatos,
sentado en el suelo,
comiendo con las manos al lado de un estercolero.
Su madre lleva un bebé enganchado al pecho,
y una mano estirada hacia delante pidiendo limosna.
Entretanto,
en el siguiente canal,
una joven de veinte años
se hace pasar por una de treinta,
mientras intenta venderme una crema facial.

El mundo está podrido,
y yo sólo encuentro el consuelo
de saber que hay gente como tú.

Ya llegó el otoño
y en la casa hace frío.
Si pasas por aquí,
no dudes en llamar al timbre.
Me haría tanta falta
que te quedaras conmigo…

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